miércoles, 2 de noviembre de 2011

“El periodismo es libre o es una farsa”






(Por Jazmín Levi)




Hace algunos siglos atrás el periodismo era un oficio, como el del carpintero, o el del artesano, sólo aquel que lo hacía con pasión podía obtener frutos. Desde hace unos años se transformó en una carrera profesional, encerrada en universidades e institutos. De forma paralela los medios de comunicación comenzaron a caer en manos de empresarios que poco tenían que ver con aquel oficio que tanto reivindicaba Gabriel García Marquez o Rodolfo Walsh. La libertad se empezaba a convertir en sombra, los revolucionarios de la información comenzaban a ser asesinados o desaparecidos.




Ese maldito siglo XX cambalache que advirtió Gardel. Dictaduras militares, guerras, mordazas a la prensa, falencias en la formación académica y falta de trabajo de campo fueron algunas de las causas por las cuales el periodismo perdió prestigio. Los dueños de los multimedios se llenaban sus bolsillos mientras jóvenes con ganas de iniciarse en el mejor oficio del mundo quedaban excluidos de un sistema rígido y totalitarista de manipulación de la información. Sólo los valientes y los visionarios pudieron hacer historia en este contexto y dejar un lema a las generaciones futuras, aunque esto les cueste la vida.




Hoy, 30 años más tarde del regreso a la democracia en Argentina, se comenzaron a abrir puertas para ejercer la pluralidad de voces y descentralizar ese derecho tan violado durante años, como lo es la información. Después de una lucha interminable y de crisis completamente desfavorables, aquella antigua ley manchada con sangre fue modificada. Actualmente, los jóvenes se encuentran más esperanzados, con mayor conciencia, con ganas de pelearla y fundamentalmente con la tranquilidad de que van a encontrar un lugar, por más chico que sea, donde expresarse e informar desde su propia óptica.




Hernán López Echagüe, gran periodista argentino y defensor de la libertad de expresión charló con Integrando al Periodismo sobre el campo laboral actual del periodismo. A la hora de definir las posibilidades de progresar en el ambiente de los medios de comunicación, expresó: “Depende de la naturaleza del periodista, de sus escrúpulos. Conozco a muchos, con los que compartí la redacción en diarios y revistas, que en un abrir y cerrar de ojos saltaron del anonimato a la fama y el dinero fácil. Personas que le brindaron forma y magnitud al célebre chiste de Groucho Marx: ´Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros´”. Con un poco de ironía y de humildad reflejó lo que sus ojos vieron. Así lo siente ese hombre de perfil bajo, que actualmente realiza periodismo independiente, que vive en un pueblo alejado de las urbes en Uruguay y que se mantuvo lejos de la fama.




Cuando se lo consultó sobre la plenitud y la felicidad en su trabajo lo describió con pocas pero concisas palabras, “independencia y libertad absoluta”y admitió que a veces se siente a sus anchas, y muchas otras lo devora la melancolía. En coincidencia con López Echaugüe, Carlos Del Frade, periodista rosarino, declaró: “La ideología de los dueños de la empresa se manifiesta en las reglas de juego en el trabajo cotidiano. Sin embargo es fundamental hacer bien la producción y, al mismo tiempo, si uno siente que faltó decir mucho es imprescindible decirlo en otros medios y tratar de hacerlo masivo”. Con diferentes palabras, ambos pregonaron la libertad como principio fundamental.




Ambos periodistas hablaron sobre su profesión y experiencia. Echagüe al ser consultado por los obstáculos de su carrera, instantáneamente recordó su publicación, “El Otro”, sin embargo dijo: “En 1996, sin proponérmelo, claro, alumbré mi gran obstáculo para continuar publicando en los medios argentinos: el libro sobre Duhalde. Pero no me quejo. Al contrario, si me pongo a considerar la realidad de los medios en Argentina en este momento, una realidad opaca, alocada y vociferante, no puedo menos que celebrar este dulce ostracismo.”




Del frade por su parte brindó una definición preciosa del periodismo: “Ser periodista es lo mejor del mundo. Cada día algo que te emociona, te sorprende, te indigna, te rebela, te hace ser solidario. Alguien que siente que confía en vos y te regala un secreto que pone en riesgo algo de su vida y sin embargo te lo obsequia para que la difusión de eso que te cuenta no le embrome la vida a los demás. Eso es maravilloso. Un tesoro del cual no saben nada los dueños de los grandes medios que, a lo sumo, saben de hacer dinero. Ser periodista es trabajar siempre para construir el conocimiento que le está oculto al pueblo, a las mayorías. La vieja definición etimológica de noticia: conocimiento del pueblo. Arrebatar la información a todos los sectores que prefieren hundirnos en la ignorancia. Esa producción de noticias, esa búsqueda define al periodista. Insisto, el mejor trabajo del mundo. Y siempre se puede vivir. Millones de desocupados viven e insisten. Nosotros también. Y lo logramos y hasta somos felices aunque no pongamos la cara todos los días en los canales de televisión abierto.”




Dos caminos diferentes y similares en algunas cuestiones. Dos grandes analistas políticos y críticos. Dos experiencias que ratifican lo mágico y sorprendente que puede resultar andar por las sendas de la comunicación. Las formas que cada uno puede elegir, las piedras que pueden aparecer, los sentimientos que se despiertan con el pasar de los años, son parte de estas declaraciones, seguramente identificativas para muchos y disertantes para otros. Un mundo de incógnitas y de respuestas, de oscilación y de firmeza es parte del periodismo actual. Ese periodismo que intenta volver a ser lo que fue en sus orígenes y que se encuentra en pleno proceso de democratización. En el momento justo y en el lugar indicado, jóvenes periodistas, profesionales experimentados, independientes o empleados se encuentran en el momento ideal para no bajar los brazos y más que nunca luchar por la libertad de expresión y la independencia laboral.

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