miércoles, 31 de agosto de 2011

Entrevista a Hernán López Echagüe


Hernàn Lopez Echagüe es un periodista argentino nacido en1956, que trabajò en medios como "La razón", "Pagina 12" y la revista "Humor". Fue autor de grandes libros de investigación como "El Otro" y "La frontera". Actualmente vive en Nueva Palmira, una ciudad de 10 mil habitantes del oeste de Uruguay, lejos de los grande centros urbanos donde trabaja de manera independiente. Tuvo conflictos con el poder de las mafias argentinas después de publicar una investigación que lo denunciaba por corrupción y narcotrafico a Duhalde.

Fue perseguido por la dictadura militar argentina en 1976 y se exilió en Brasil durante ocho años. En ese trascurso fue encuestador callejero; empleado de un prestamista; cocinero; artesano; albañil; corrector de enciclopedias; traductor; cantinero; vendedor de baratijas; vendedor de artefactos de agua ozonizada y de cursos de árabe; fabricante de ropas playeras; profesor suplente de historia greco-romana; hacedor de cajitas de plástico para bijouterie, pero no de periodista que era su verdadera profesión. Recibió un premio por su lucha por la libertad de expresión.

¿Cuál fue su primer trabajo periodístico?


Fue como colaborador en el suplemento “Confort para el Hogar”, que publicaba el matutino La Razón en 1984, 1985.


¿Actualmente trabaja de manera independiente o para algún medio determinado?


Desde mi renuncia a Página/12, en 1994, trabajo de manera independiente. Sobre todas las cosas, en la escritura de libros.


¿Considera que con el pasar de los años las posibilidades de trabajo para un periodista se incrementaron?


En mi caso ocurrió todo lo contrario. Es que depende de la naturaleza del periodista, de sus escrúpulos. Conozco a muchos, con los que compartí la redacción en diarios y revistas, que en un abrir y cerrar de ojos saltaron del anonimato a la fama y el dinero fácil. Personas que le brindaron forma y magnitud al célebre chiste de Groucho Marx: “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.


Si pudiera describir la plenitud, la felicidad de su trabajo como periodista. ¿Cómo lo haría? ¿Qué necesita para sentirse pleno?


Independencia y libertad absolutas. De modo que a veces me siento a mis anchas, y muchas otras me devora la melancolía.


¿Cuáles fueron los mayores obstáculos que tuvo que superar al principio de su carrera para poder insertarse en los medios de comunicación?


Tuve muy buena fortuna. Un día de octubre de 1984, gracias al puente que me tendió un familiar, fui a ver al director del matutino La Razón. No lo hice como periodista, porque no lo era, sino como un hombre que necesitaba un empleo de cualquier tipo, es decir, en administración, en archivo, en limpieza. El director quiso saber qué me gustaba hacer, y qué creía que hacía bien. Escribir, le dije. Me pidió una nota sobre los hornos a microondas, para ver cómo lo hacía. Le gustó. La publicaron en el suplemento “Confort para el Hogar”. Fue mi primera nota. Y luego siguieron otras, y el paso de una sección a otra, y otros diarios, otras revistas. En 1996, sin proponérmelo, claro, alumbré mi gran obstáculo para continuar publicando en los medios argentinos: el libro sobre Duhalde. Pero no me quejo. Al contrario. Si me pongo a considerar la realidad de los medios en Argentina en este momento, una realidad opaca, alocada y vociferante, no puedo menos que celebrar este dulce ostracismo.

Entrevista a Manolo Robles


Periodista de la cooperativa de trabajo La Masa de Rosario a cargo del diario digital Redacción Rosario. Trabajó en otros medios como El Ciudadano, y Radio Nacional donde actualmente mantiene un programa propio. Participó de luchas por la libertad de prensa y el trabajo digno como lo fue el conflicto del 2000 en lo que era El Ciudadano y la región a cargo de una sociedad anónima liderada por Eduardo J. López, integrante del Grupo Uno.

¿Cómo surge redacción Rosario de forma cooperativa?

La cooperativa a la que pertenecemos es La Masa. Redacción Rosario es un producto de la cooperativa. Desde La Masa nos planteamos no sólo crear un medio propio como lo es el diario digital si no también brindar un servicio a todo aquel que lo necesite sobre lo ligado a la prensa. Surge a fines del 2007, porque la idea era generar una fuente de laburo digno y que la podamos manejar nosotros. Fundamentalme después de varios años de experiencia de trabajo bajo dependencia en diferentes medios. La Masa tiene dos vertientes, por un lado un grupo de compañeros que trabajábamos en El Ciudadano, que éramos la mayoría y los que venían de diferentes empresas periodísticas a unirse al proyecto. Por otro lado gente que venía llevando a cabo el periódico El Eslabón, que era una experiencia autónoma. Con los trabajadores del Eslabón teníamos relación desde el primer conflicto de El Ciudadano en el año 2000, porque había sido uno de los pocos medios que había cubierto el hecho.

Varios de nosotros a partir de ese momento comenzamos a darles una mano en la redacción a ellos y en la primera época, firmábamos con seudónimos para que no nos echen del Ciudadano. Con otros compañeros de diferentes medios que hoy trabajamos juntos, teníamos una relación de amistad más allá de lo laboral. También algunos en aquel entonces hacíamos prensa de las empresas recuperadas de la zona. Así formamos ANTER, que era la agencia de noticias de los trabajadores de empresas recuperadas, funcionaba a través de un sitio en internet donde cargábamos notas y las mandábamos a los medios de la ciudad y así conocimos lo que es el cooperativismo.

A fines del 2007 comenzamos a reunirnos y en enero del 2008 se conforma la Asociación de diarios cooperativos de la República Argentina y a mí me toco ir a cubrir ese hecho a La Rioja para una revista de una Federación de empresas recuperadas. La asociación de diarios cooperativos estaba conformada por cuatro diarios, el diario de La Región de Resistencia, el Centro País de Villa María, Comercio de Córdoba y El independiente de La Rioja. Nosotros al ver el ejemplo de esos periódicos que funcionaban bien, nos terminamos de convencer al ver que en el propio rubro de la comunicación había experiencias de autogestión exitosa y nos planteamos darle la forma a nuestro proyecto. Además porque ninguno de nosotros estaba en la condición de ser empresario y buscamos una figura jurídica como la de la cooperativa para estar habilitados a vender publicidad, generar ingresos y poder distribuirlos entre nosotros y decidir democráticamente que hacer en el diario. Ya que en el esquema de trabajo de la cooperativa cada asociado tiene el mismo derecho que los otros para decidir y nos parecía muy interesante. El objetivo era generar una fuente de trabajo propio y a la vez aportar con Redacción Rosario a la pluralidad en un ámbito geográfico, como el de Rosario y la zona, en el que hay una gran concentración de medios.

¿Esa sería la principal diferencia de trabajar en una empresa?

En realidad, la cooperativa de trabajo es una empresa pero sin empresario. No hay alguien que aporte el capital y tome las decisiones. Nuestro capital lo hacemos entre todos, es la fuerza de trabajo. No teníamos dinero, teníamos el cuerpo no más. Todos tenemos voz y voto para tomar determinaciones.

¿Y similitudes hay?

Si. La similitud es que tenemos la intención de generar recurso, no es una entidad sin fines de lucro. Es un modo de empresa distinto, con otra organización. Tenemos las mismas obligaciones, pagamos impuestos, tenemos responsabilidades y nos hacemos cargo del laburo. Yo estoy convencido de que la autogestión de los trabajadores que toma forma de cooperativa en vez de empresa es una novedad política y económica muy fuerte después de la crisis del 2001. Porque los empleados que se quedaron sin trabajo, en vez de ir a pelear por la indemnización o por lo que le quedaron debiendo, tuvieron la actitud de juntarse y tratar de mantener la fuente de trabajo. Eso fue uno de los hechos más revolucionarios que se dio en todo ese marco. Es uno de los emergentes de la crisis del liberalismo.

¿Cuáles son los obstáculos más grandes que les surgen?

Para nosotros el principal obstáculo fue la falta de capital. Hemos accedido a algunas políticas públicas de apoyo con respecto a este sector que fue importante. Lo que yo no llamaría dificultad pero determina la forma de funcionamiento es la relación que hay entre los integrantes de la cooperativa. Este modo de organización de manera democrática en donde todos tenemos los mismos derechos genera que a veces tengamos que discutir un rato una seria de cosas para llegar a un acuerdo. Pero eso puede complicarse al comienzo, después ya no.

Cuando uno trabaja en forma de dependencia tiene una tarea especifica que cumplir por la cual te pagan ya fin de mes vas a cobrar. Entonces haces tu tarea, cobras tu sueldo y el resto del funcionamiento de la empresa no te interesa, o al menos no tenes responsabilidad respecto al resto. En la cooperativa hay que pensar en todos los términos. Por ejemplo si hay un dinero para repartir hay que evaluar también que el mes que viene hay que pagar algo, entonces no se reparte la totalidad entre todos, si no que se guarda una parte para los gastos. Esa son decisiones que tenemos que ir tomando que antes no entraban en nuestra lógica.

¿Todos trabajan en otros medios además de Redacción Rosario o alguno logra vivir de lo que gana con ese sólo empleo?

Nosotros arrancamos sin nada, lo que hicimos fue ir a visitar a gente conocida, de sindicatos, de otras cooperativas y de relaciones que teníamos para pedirles que nos banquen ese comienzo, a través de auspicios. Todos arrancamos viviendo de otra cosa. Hoy ya somos varios los que nuestro principal ingreso lo genera este periódico. También hay quienes todavía no lo lograron y que hacen laburos puntuales en la cooperativa. Hemos crecido en facturación, más allá de que sigue siendo nuestro lado débil la comercialización y la generación de recursos, hemos crecido bastante en eso. Hoy son cinco o seis los que tienen como principal ingreso lo que se gana en la cooperativa y los otros lo toman como un complemento. Nosotros el dinero lo distribuimos de acuerdo al trabajo que realizamos, el que labura mas hora cobra más. También a veces se realiza prensa a otras entidades desde Redacción Rosario y quienes las hacen ganan un plus, pero una parte de la ganancia queda como fondo para la cooperativa.

¿Cuál es tu deseo para Redacción Rosario y tu trabajo como periodista?

Para la cooperativa en sí, la idea es poder generar mayores recursos y así poder asociar a más compañeros. Cuando empezamos éramos 11 y hoy somos 18. Además optamos por esta forma de autogestión, siempre desde el lugar de concebirlo como trabajadores. Somos trabajadores de prensa y comunicación y además de generar un empleo digno, queremos hacer un aporte a la lucha del conjunto de los trabajadores, del que nos sentimos parte desde siempre.

Todavía hay mucho por mejorar pero la autogestión para mí ya es un hecho revolucionario. Es decir, no es la socialización de los medios de producción pero es lo más cercano y a la vez se puede desarrollar y sostener en el marco de un sistema capitalista. Me gustaría que sigamos creciendo, y el objetico del medio es poder pasarlo al papel además de continuar en el formato digital. La idea es que crezca la cooperativa como un aporte a la mejora de la calidad de vida de los trabajadores. Lo que respecta al modo de trabajo, para mí, trabajar sin patrón y poder generar recursos y de manera responsable para la familia de cada uno de nosotros es la plenitud. Participar de la toma de decisiones del trabajo cotidiano es hermoso. Yo hace desde 1990 que venía trabajando en situación de dependencia en distintos medios y esto es la plenitud total.

Entrevista a Marcela Rosales


¿Cuál es el primer trabajo que realizaste a nivel periodístico y cómo lo conseguiste?

Bien, el primer trabajo que hice a nivel periodístico fue cuando habían pasado cuatro años de haberme recibido como licenciada en Comunicación Social, luego de que había terminado mi maestría en periodismo, el Clarín. Fue un trabajo vinculado con la maestría, que era la agencia de Clarín en Rosario, y ese trabajo; que estaba íntimamente ligado a la maestría, tenía que hacerlo sí o sí; cuando finalizó me llevó a dos trabajos periodísticos más, también vinculados con mi actividad de docente.

Uno de ellos, que fue en Rosario 12, surgió a través de la Jefa de mi cátedra de redacción, que sabía que había una vacante en el diario y me recomendó, fui a hacer una prueba y me quedé trabajando. Y el otro trabajo fue en un canal de televisión, en el noticiero, en la redacción de las noticias para los locutores de las noticias breves y de las presentaciones de las noticias en general. Que no era un trabajo de producción periodística, pero que sí tenía que ver con el modo de comunicar las informaciones para el medio audiovisual.

¿Crees que en la actualidad hay mayores alternativas de conseguir trabajo en el medio, que en años anteriores?

Hay una situación diferente que tiene que ver con la calidad de las puertas que se abren. Probablemente haya más posibilidades de hacer trabajos de periodismo, porque hay muchos medios más pequeños, porque las instituciones tienen una estructura comunicacional que incluye a la prensa y cada vez más, entonces no solamente es posible hacer periodismo desde los medios, sino también desde las instituciones. Pero sí me parece que antes el trabajo periodístico en general, en cualquier sector de la economía, tenía una continuidad mayor que la que puede tener hoy, otras seguridades. Digo, entrar a trabajar en un medio y hacer carrera dentro del medio no es tan simple, como tampoco lo era antes, pero ahora hay más oportunidades de hacer periodismo desde otros lugares, que tienen una relación laboral bastante más lábil que la del capitalismo general. Y eso influye sobre las profesiones en general y no sólo con nuestra carrera.

¿Cuál es la plenitud, a tu entender, con relación a un trabajo periodístico?

Esa es una cuestión muy personal. A mí, en general no me gusta hacer periodismo de coyuntura, la cobertura del día a día, de agarrarte de los pelos y de escribir todo rápido no. No tengo un perfil para trabajar en eso porque soy más bien obsesiva, cuidadosa, necesito tiempo para pensar. Entonces me gusta hacer notas en las que tenga una semana para consultar fuentes, para las revistas, digamos, ese tipo de publicaciones. O publicaciones bastante más cuidadas que la prensa diaria, por ejemplo.

Y para mí, lo mejor es tener los huevos en varias canastas, tener varias puertas abiertas y no cerrar ninguna porque me gusta hacer de todo. Me gusta la docencia en el periodismo, me gusta escribir para el periodismo, me gusta la construcción del diseño audiovisual. Entonces, prefiero tener la posibilidad de trabajar en las instituciones, en los medios, en la universidad con los distintos aspectos del periodismo, es lo que a mí más me gusta. Ahora, eso tiene su contrariedad, que está vinculada con que estar concentrado en muchas cosas a la vez implica un desgaste que no encuentra el mismo rédito económico, no es que en todos los lugares te llenas de plata, entonces es desgastante también ese modo de trabajar.

¿Consideras que trabajando en relación de dependencia el periodista puede conservar su ideología o, en ocasiones, es necesario adaptarse a las exigencias del medio de comunicación?

Yo creo que, en general, uno se da cuenta del criterio por la relación con la audiencia, nunca me pasó que tuviera que cambiar un determinado enfoque. Seguramente si vas a escribir para Clarín, en el contrato de lectura que tiene Clarín con su audiencia, con sus usuarios o lectores, no van a aceptar hacer apología de los k. Entonces, uno va buscando también el criterio periodístico en función de la audiencia, pero nunca me pasó que alguien me diga exactamente lo que tengo que hacer.

A veces, cuando escribo notas institucionales, me genera cierta cuestión así como rara. Por ejemplo, cuando tengo que escribir para la Municipalidad, tengo que hacer un recorte en el que, si bien no esté hablando rositas sobre la Municipalidad, no puedo hablar de la queja. Y por ejemplo si voy a hacerle una nota a alguien que está contento porque le pusieron los contenedores de basura, sé paralelamente que hay muchos basurales a cielo abierto en Rosario. Entonces, esas cuestiones son preocupantes, de algún modo, pero también es posible en lo chiquito y en la letra pequeña del texto, ir dejando deslizar algunas de estas cuestiones, que no hagan que el texto sea no publicado; que, en definitiva me parece que es peor que acomodarlo hacia otra perspectiva.

El periodismo hoy…


En la actualidad, y con la modificación de la ley de medios audiovisuales, la realidad del trabajo periodístico ha cambiado. Las dificultades para insertarse en los medios de comunicación, la opresión de las empresas comunicacionales hegemónicas y el camino vertiginoso a recorrer para lograr un lugar en la prensa; son hoy la contracara de un espectro mucho más amplio en cuanto a oportunidades laborales para el periodismo. La sociedad se adapta diariamente a innovaciones de todo tipo, desde tecnológicas, hasta ocupacionales y es allí donde se ve la diferencia, entre el antes y el ahora. ¿Realmente el mundo de la comunicación evolucionó de manera tal que se multiplicaran las fuentes de trabajo? ¿Cuáles son las oportunidades con las que cuenta un periodista hoy? ¿En qué difieren con el ayer?

El objetivo de este trabajo es descubrirlo. A través de entrevistar a varios periodistas de diferentes medios y de realidades distintas, buscamos formular un informe sobre la situación actual de la comunicación e información pública, principalmente de quiénes la realizan y de qué manera. Bajo dependencia empresarial, de manera independiente, en el ámbito comunitario, a larga distancia y en cooperativas de trabajo; son algunas de las posibilidades que encuentra el periodista para realizarse como profesional. Dificultades hay muchísimas, pero también son grandes las retribuciones que otorga poder vivir de lo que uno elige, como expresó García Márquez: “El mejor oficio del mundo”.