miércoles, 19 de octubre de 2011

Entrevista a Eduardo Martinez


Eduardo Martinez es periodista, historiador y docente. Actualmente trabaja en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Se destaca por sus conocimientos en política internacional y por realizar trabajos periodísticos con respecto a diferentes atentados terroristas y análisis geopoliticos. Citó a Eduardo Galeano, uno de sus referentes, a la hora de describir que la objetividad periodística es casi imposible. Lleva más de 15 años ejerciendo la carrera y brindó sus declaraciones a Integrando al periodismo sobre el campo laboral actual en los medios de comunicación. Tiene 45 años y trabajó para medios como La Nación, revista Humor, Canal 9, CNN, Todo Noticias y America 24, entre otros.

¿Qué piensa como periodista de la nueva ley de medios de comunicación?
Salvo unos pequeños detalles, es altamente positiva. Permite que sectores relegados de la sociedad en los medios, como ONG, facultades y comunidades indígenas, accedan a volcar sus ideas. Además descentraliza el discurso y ataca la médula del problema de los medios en nuestro País: la concentración del poder empresarial en un servicio que debe ser de todos. También es positivo que la comunidad sepa quiénes son los dueños de los medios. Un mal de finales del siglo XX fue que los grandes medios dejaron ser de propiedad periodistas y pasaron a ser de empresarios, muchos de ellos oportunistas que invertían en un medio de comunicación como en una fábrica de chorizos. Así se deja de lado el periodismo de autor y pasa a ser un periodismo de ocasión. En lo negativo, la lucha del gobierno contra los multimedios la sacó de contexto. Muchos vieron en ellos un oportunismo, cuando en realidad la idea era necesaria de implementar. Y el hecho de darle solo un año a los oligopolios mediáticos para deshacerse de alguno de sus medios favorece que se malvendan y aprovechen esa oportunidad los amigos del poder. Pero yo diría que en un 95% la ley es perfecta.


¿Realmente el mundo de la comunicación evolucionó de manera tal que se multiplicaran las fuentes de trabajo?
Si, es cierto. Cuando comencé en el periodismo, 23 años atrás, solo había unos pocos diarios, canales y televisión. Hoy internet y el cable ampliaron la demanda y, debo decir, la banalizaron también. Si bien los bloggers democratizaron la información, haciendo de cada persona una agencia noticiosa; también hicieron que algunos pocos preparados accedan a tener esa porción de poder. Basta con googlear sobre un tema y el montón de basura que aparece, junto a personajes célebres y grandes filósofos de la comunicación. Y lo único que los une es la utilización de la misma palabra, aunque el sentido sea otro.


¿Cuáles son las oportunidades con las que cuenta un periodista hoy?
Muchas y pocas a la vez. La diversidad de medios generó, como decía, mas demanda. Pero también muchas de esas nuevas oportunidades no son contempladas debidamente en la legislación laboral generando abusos.

¿En qué difieren con el ayer?
Internet, por ejemplo cambió la forma de escribir. En un diario se puede escribir diez párrafos sin un subtítulo. La web nos acorta los tiempos, ya que nadie lee una sabana inmensa en una pantalla y nos lleva a “partir” la nota con subtítulos. La radio aumentó su velocidad y, debo decir con tristeza, disminuyó en su capacidad de análisis. La tv dejó de tener también capacidad de reflexión, mientras ganó en producción y estética. Los medios audiovisuales crearon una imagen distorsionada de lo que es le periodismo en las nuevas generaciones. Lo veo como docente y directivo de una facultad. Hoy muchos de los estudiantes de periodismo ingresaron en este mundo con la ambición de ser famosos. Cada vez quedan menos de quienes ven al periodismo como una profesión y un servicio.


¿Considera que trabajando en relación de dependencia el periodista puede conservar su ideología o, en ocasiones, es necesario adaptarse a las exigencias del medio de comunicación?
Si, ¿Por qué no?, si siempre fue así. La diferencia es la actitud frente al infierno. La virtud no es evitar el infierno, sino entrar y salir sin quemarse. No dejar de ser uno. Si el periodista es preparado, si se destaca por lo que sabe, seguro será respetado. Es difícil combatir a una persona que posee argumentos, sea periodista o no. Siempre hubo y habrá líneas editoriales que condicione la opinión del periodista, pero no hubo pocos casos en que el periodista superó al medio donde trabajaba, al punto de afirmar conceptos que eran contrarios a los intereses de la empresa donde trabajaba, y no solo fue respetado, sino que, de alguna manera, alteró esa misma línea editorial. En resumen: hay que prepararse, instruirse y hacerse valer.

¿Cuáles son los obstáculos más grandes que le surgen a los chicos que recién empiezan?
Ser ellos mismos frente al bombardeo de modelos ajenos a su propia idiosincrasia. Ser uno mismo no es un aplauso al individualismo y al ego. Ser uno mismo significa descubrirse, y pensar que puedo aportarle al mundo de mi perfume. Hay una enorme competencia y eso debe tender a mejorar la preparación de los estudiantes. Pero sin lugar a dudas lo más difícil en la docencia del periodismo es como generar desde la clase un anclaje con la realidad, para que el alumno no sienta tanto la diferencia entre el claustro y su futuro lugar de trabajo. Un enorme desafío, sin lugar a dudas.


¿Como docente que piensa sobre el periodismo militante, que le aconsejas al respecto a tus alumnos?

¿Es lícito que el periodista enarbole sus opiniones políticas? Claro que sí, no deja de ser persona. Siempre nos inculcaron la objetividad como premisa, y es un error. Eduardo Galeano afirmaba que cuando nos piden ser objetivos, en realidad nos piden que seamos objetos para no sentir. Y eso es triste. El periodista no debe ser objetivo: Debe ser JUSTO. Debe ser honesto intelectualmente. Prefiero quien enarbole sus opiniones libremente frente al que las encubre. Pero el llamado periodismo militante tiende a llevar la opinión un escalón más allá: de lo ideológico lo llevan a lo partidario. Y ahí ya no me gusta tanto. Sé que es algo personal, pero es así. Preferiría que el periodista se separe de lo partidario, que lleva en algún momento a tener que defender un sector, diga lo que diga, y se dejará de ser justo. Si tenemos que militar, militemos porque cada día existan menos que hablen por los que no tienen voz, y haya más de los que la tengan por sí mismos. Asegurémonos de que las personas comunes vean la televisión, escuchen la radio y lean un diario y se sientan representados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario